112 unidades productivas de entre 0,5 y 2,5 hectáreas, pertenecientes a familias campesinas de la región del Bajo Magdalena contarán con planes de comercialización para sus productos, en especial para la yuca como su cultivo principal.
La actividad que se desarrolla en zona rural de los municipios de Magangué y Mompox, en Bolívar; y Tenerife, Pijiño del Carmen y Plato, en Magdalena; se encuentra en el marco del proyecto de Fortalecimiento a Pequeños Productores de la región del Bajo Magdalena, ejecutado a través del convenio entre el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP), facilitado en campo por la Fundación Evolución Caribe.
El proyecto que busca instruir a los campesinos y a sus organizaciones con asistencia técnica e insumos para el desarrollo de sus unidades productivas, aportará herramientas metodológicas que les permitan generar mejores ingresos y posicionarse en el mercado nacional.
Para este propósito, un equipo de funcionarios del CISP en compañía de personal técnico de la Fundación Evolución Caribe un recorrido en las citadas localidades con el propósito de censar a los participantes del proceso e iniciar la formulación de los planes de comercialización con el reconocimiento y registro de las unidades productivas. Esto se convierte en un apoyo fundamental para que los campesinos potencien la calidad de su producto como una unidad de negocio de manera asociada o independiente, y de esa forma dejan de sufrir la explotación de los mayoristas.
Uno de los personajes que se refirió a la iniciativa de fortalecimiento de capacidades agrícolas fue Carlos Ceballos, coordinador de la Evolución Caribe, quien dijo que “con este proyecto se busca enfatizar la calidad de vida de las personas que se dedican a este tipo de actividades, ya sea para el autoconsumo o para el comercio”. Igualmente, el representante de la fundación agregó que “luego del censo se entregarán las dotaciones pertinentes y se avanzará con un ciclo de capacitaciones por parte del equipo técnico del CISP”.
Entre los múltiples beneficios que tendrían los campesinos, estarían: ser parte de una cooperativa, vender sus productos en plazas de mercados y mercados campesinos, capacitaciones de riego, financiación y materiales de trabajo, entre otras certificaciones. Finalmente, Miguel Dávila, un líder cultivador de yuca, manifestó su interés en que labores como estas se sigan presentando por parte de la cartera de agricultura. “Estamos muy contentos y expectantes. Proyectos como este jamás se habían visto por la región. Anteriormente vendíamos nuestros tubérculos personas que no nos pagaban bien por desconocimiento, pero con la capacitación del ministerio podemos tener nuestra propia empresa”, puntualizó Dávila.
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